MITOLOGICAS "LO CRUDO Y LO COCIDO" de CLAUDE LEVI-STRAUSS


Mitológicas, I : lo crudo y lo cocidoClaude Lévi-Strauss EDITORIAL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA (FCE)

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La intención del autor es probar la existencia de una lógica de las cualidades sensibles, dotada de leyes y mecanismos tan válidos como los que rigen el funcionamiento de eso que hemos dado en llamar razón, concepto que, si ha de ser de algún provecho, deberá en adelante aceptar este inesperado suplemento.

Colección: ANTROPOLOGÍAÁrea temática: ANTROPOLOGÍAFormato: 395 pp. : ilus. ; 21 x 14 cmEncuadernación: RústicoISBN: 9681612450Clave FCE: 006051R



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Obertura
I

por Claude Levi-Strauss
traducción: Juan Almela

Claude Lévi-Strauss, Mitológicas I, Lo crudo y lo cocido, trad. de Juan Almela, FCE, México, 1968, pp. 11-13.


El objeto de este libro es mostrar de qué modo categorías empíricas, tales como las de crudo y cocido, fresco y podrido, mojado y quemado, etc., definibles con precisión por la pura observación etnográfica y adoptando en cada ocasión el punto de vista de una cultura particular, pueden sin embargo servir de herramientas conceptuales para desprender nociones abstractas y encadenarlas en proposiciones.
La hipótesis inicial requiere, pues, situarse de una vez en el nivel más concreto, es decir en el seno, de una población o de un grupo de poblaciones lo bastante próximas por el hábitat, la historia y la cultura. No obstante, se trata de una precaución de método, sin duda insoslayable, pero incapaz de enmascarar o restringir nuestro proyecto. Mediante un número reducido de mitos provenientes de sociedades indígenas que nos servirán de laboratorio, vamos a realizar una experiencia cuyo alcance, en caso de tener éxito, será general, puesto que esperamos de ella que demuestre la existencia de una lógica de las cualidades sensibles, que repase sus vías y que manifieste sus leyes.
Partiremos de un mito, proveniente de una sociedad, y lo analizaremos recurriendo inicialmente al contexto etnográfico, y después a otros mitos de la misma sociedad. Ampliando progresivamente la. indagación pasaremos seguidamente a mitos originarios de sociedades vecinas, no sin haberlos situado también a ellos en su particular contexto etnográfico. Alcanzaremos progresivamente sociedades más lejanas, pero siempre a condición de que entre unas y otras se hayan demostrado, o puedan postularse razonablemente, vínculos reales de orden histórico o geográfico. En la obra presente sólo se hallarán descritas las primeras etapas de esta dilatada excursión por la mitologías indígenas del corazón de la América tropical y, según prevemos ya, nos arrastrará hasta las regiones septentrionales de América del Norte. Pero si bien de comienzo al fin un mito de los indios Bororo del Brasil central nos servirá de hilo conductor, no habrá que buscar el motivo ni en la hipótesis de que este mito fuera más arcaico que otros que se estudiarán después, ni en el hecho de que lo juzgásemos más sencillo o más completo. Las causas que lo han impuesto inicialmente a nuestra atención son contingentes en gran medida. Y si hemos procurado que la exposición sintética reproduzca en el mayor grado posible el curso del análisis, es que hemos creído que por este medio el lazo estrecho que nos parece existir, en semejantes materias, entre los aspectos empírico y sistemático sobresaldría mejor aún si el método seguido empezase por atestiguarlo.
De hecho, el mito bororo, que será de ahora en adelante designado por el nombre de mito de referencia, no es otra cosa, según intentaremos mostrar, que una. transformación más o menos profunda de otros mitos, provenientes sea de la misma sociedad o bien de sociedades próximas o alegadas. Así que hubiera sido legítimo elegir como punto de partida no importa qué representante del grupo. El interés del mito de referencia no atañe, desde este punto de vista, a su carácter típico, sino más bien a su posición irregular en el seno de un. grupo. En efecto, por los problemas de interpretación que alza, es ésta especialmente propia para el ejercicio de la reflexión.
Incluso así precisada, es de temerse que nuestra empresa tropiece con objeciones fundadas en prejuicios por parte de los mitógrafos y de los especialistas en la América tropical. Efectivamente, no se deja encerrar en límites territoriales o en las casillas de una clasificación. Sea la que sea la manera de enfocarla, se desenvuelve como una nebulosa, sin jamás parecerse en forma duradera o sistemática a la suma total de los elementos de los que ciegamente extrae su sustancia, confiada en que lo real le servirá de guía y le mostrará un camino más seguro que los que hubiera podido inventar. A partir de un mito elegido, ya que no arbitrariamente, sí en virtud del sentimiento intuitivo de su riqueza y fecundidad, y analizado luego de acuerdo con las reglas planteadas en anteriores trabajos (L.-S. 5, 6, 7), constituimos para cada sucesión el grupo de sus transformaciones, sea en el interior del mito mismo, sea elucidando las relaciones de isomorfismo entre sucesiones extraídas de varios mitos provenientes de la misma población. Así nos elevamos ya de la consideración de los mitos particulares a la de ciertos esquemas conductores que se ordenan a lo largo del mismo eje. En cada punto de este eje señalado por un esquema trazamos entonces, por así decirlo, verticalmente, otros ejes resultantes de la misma operación, pero no ya efectuada con ayuda de los mitos de una población única, todos diferentes en apariencia, sino de los mitos que, si bien surgidos de poblaciones vecinas, exhiben ciertas analogías con los primeros. Con esto los esquemas conductores se simplifican, se enriquecen o se transforman. Cada uno se vuelve origen de nuevos ejes, perpendiculares a los precedentes en otros planos, donde no tardarán en engancharse, por un doble movimiento prospectivo y retrospectivo, sucesiones extraídas ora de mitos provenientes de poblaciones más alejadas, ora de mitos inicialmente dejados de lado por parecer inútiles o imposibles de interpretar, con todo y pertenecer a pueblos los que ya se pasó revista. Conforme la nebulosa se extiende, pues, su núcleo se condensa y organiza. Se anudan cabos sueltos, se llenan vacíos, se establecen conexiones. Algo parecido a un orden se vislumbra detrás del caos. Como alrededor de una molécula germinal vienen a agregarse al grupo inicial sucesiones dispuestas en grupos de transformaciones, reproduciendo su estructura y sus determinaciones. Nace un cuerpo multidimensional cuyas partes centrales revelan organización en tanto que la incertidumbre y la confusión siguen reinando en el contorno.

Claude Lévi-Strauss (Bruselas, 28 de noviembre de 1908) es un antropólogo francés, una de las grandes figuras de su disciplina, fundador de la antropología estructural e introductor a las Ciencias sociales del enfoque estructuralista basado en la lingüística estructural de Saussure. Por la influencia de su obra, dentro y fuera de la antropología, ha sido uno de los intelectuales más influyentes del siglo XX.

"LA HISTORIA DE LAS COSAS" ... ESTO VALE LA PENA VERLO Y SABERLO...

EXELENTE TRIADA DE VIDEOS TITULADA "LA HISTORIA DE LAS COSAS" REALIZADOS POR ANNIE LEONARD, EN DONDE VEREMOS EN UNA EXELENTE PRESENTACIÓN LA VERDADERA HISTORIA DE LO QUE PASA CON LAS COSAS... ESTA MUY INTERESANTE.







En estos tiempos, nada mejor que una buena dosis de poesía...


Yamila Greco


Reseña biográfica:

Poeta argentina nacida en Buenos Aires en 1979. Parte de su obra literaria se publicó en la antología "Cadáver en mano” (Visceralia Ediciones, Santiago de Chile). Realizó la introducción del libro "La Liga", para el poeta chileno Christian Pérez (Visceralia Ediciones, Santiago de Chile). Su texto "V" ha sido seleccionado para participar en la obra "Verso a verso" (Editorial Dunken, Buenos Aires, 2008). Colabora en diversas publicaciones literarias, como "Cinosargo", “Punto en Línea” (publicación de la Dirección de Literatura de la Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México), “El Coloquio de los perros”, “La Siega”, “Revista Hispanoamericana Arte y Mundo” (participación en el artículo sobre Violencia y Creación, junto a los escritores fernando Proto Gutiérrez y Timothy Wright y publicación de parte de su primer poemario “Respirar Puede ser un Fracaso”), “Resonancias” (Nota Introductoria de Mónica López Bordón), “Vieja Lilith” y "Artesanías Literarias" (Nuevas Voces de La Poesía Argentina: Comentario, presentación y selección de la poeta argentina Silvia Loustau).
Su poemario “Sobrevivir es una Curvatura” fue publicado en la revista “Casa Litterae" (Visión sobre la nueva literatura internacional del poeta español Antonio Gamoneda y visión sobre la nueva literatura internacional del poeta Jacobo Rauskin). La revista de poesía chilena Lakúma-Pusáki dedicó una nota a su trabajo poético, así como la revista de poesía argentina “La MásMédula” (autor Nicolás Dragonetti). Realizó el prólogo y la selección de autores para la muestra de poesía argentina actual organizada por la revista mexicana “Círculo de Poesía”. Sus poemas han sido traducidos al catalán, al italiano y al inglés.

Otros textos de su autoría pueden encontrarse en:

http://blog.myspace.com/respirarpuedeserunfracaso

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Poemas de Yamila Greco:






VII

ofrecer ahora la mueca histérica de mis muletas
huir clavada en cruz por hambre y consuelo
de un diente aferrado
agita mi noche, el alto baile de la sangre
el choque de las mandíbulas
para hacer de ese gemido
mi órgano más soberbio



VII




oferir ara la ganyota histèrica de les meves muletesfugir clavada en creu per fam i consold'una dent aferradaagita la meva nit, l'alt ball de la sangel xoc de les mandíbulesper fer d'aquest gemecel meu òrgan més superb



(Traducción: Gustavo Rico)


XIV

toda búsqueda comienza por las uñas
atreverse al desnudo rascándose la carne

prostituta del espejo
me meo encima tuyo

hasta iluminar el fondo



XIV




tota recerca comença per les unglesatrevir-se al nu rascant-se la carnprostituta del mirallem pixo damunt teufins il·luminar el fons



(Traducción: Gustavo Rico)





XVI


I
convidarme garra hasta el consuelo
mil pedazos justos clavados en la frente

II
importan los nervios instalados
el animal nos sobra

circulando en fantasías menores



XVII

convidar-me grapa fins el consolmil trossos justos clavats al frontII
importen els nervis instal·latsl'animal ens sobracirculant en fantasies més petites



(Traducción: Gustavo Rico)




XVII

formó su sexo como tibia
pero muerta

en la vulva el lobo
trepando mugre

Jesús prostituta alta
urge asilo

quiero

pero con sal
y bajo los surcos



XVII




va formar el seu sexe com a tíbiaperò mortaa la vulva el llop enfilant-se greixumJesús prostituta altaurgeix asilestimoperò amb sali sota els solcs


(Traducción: Gustavo Rico)


II. JOSÉ MARTÍ GÓMEZ, Premio Nacional de Periodismo de Cataluña 2008,
LA VANGUARDIA, Y JAVIER DE LA ROSA.


Rafael del Barco Carreras

Abril 2009. Del libro “La Catalunya mes fosca” de Victor Saura, periodista catalanista de izquierdas, recién editado, releo traduciendo del catalán… “Los periodistas, y en general las personas, tenemos esta manía de creernos lo que leemos. Uno escribe una cosa porque una supuesta buena fuente se lo ha explicado (y los De la Rosa, Piqué Vidal, Estevill, Aguilera, Oubiña y compañía eran grandísimas fuentes para muchos periodistas encantados de tenerlos) y a partir de aquí el resto lo vamos repitiendo acríticamente, como si hubiéramos presenciado el crimen en directo. No he visto nunca a ningún periodista admitir un error así. Admitir que con un artículo inspirado por alguno que le parecía de confianza y que años después se ha comprobado que era un auténtico pirata malparido hundió la reputación de algún otro que posiblemente no tenía ninguna culpa”… y amplío mi escrito del 26-10-08, cuando a Martí Gómez le otorgan el gran galardón en el teatro Kursal de Manresa.

José Martí Gómez inició el linchamiento y juicio paralelo en el caso Consorcio de la Zona Franca de Barcelona, 1980. Insisto, ni se le ocurrió hablar conmigo, ¿para qué? ¡yo no le pagaría tanto como De la Rosa! Durante 30 años me he preguntado cuánto. Ver las imágenes adjuntas en www.lagrancorrupcion.blogspot.com. Dice investigó, no investigó nada, porque la patraña es falsa. NO EXISTÍAN ESOS SUPUESTOS FINANCIEROS DE DUDOSA REPUTACIÓN, apenas unos socios menores de los varios con quienes Antonio de la Rosa realizaba sus negocios (preferencia y a dúo con su hijo Javier), y en cuanto a las señoritas, ese SAN ANTONIO, arrastraba una doble vida al igual que tantos otros de los adinerados y corrompidos franquistas.

Los De la Rosa le proporcionaron las claves del guión. La más rentable de sus novelas. Victor Saura confunde ERROR por CORRUPCIÓN. Hasta los jueces dictarán en la sentencia; dinero parte GASTADO EN VICIOS. Tengo 68 años (a estas alturas de la vida no debo justificarme ante nadie) jamás he tenido un VICIO (ni fumo) como demostraría el más profundo e imaginable examen médico, añadiendo de paso que nunca he estado enfermo con un solo día de cama, jamás una baja en mis trabajos o negocios, y demostrable en el expediente carcelario o en los archivos de todo el Sistema Sanitario. Por no tomar, ni aspirinas... la antítesis de Javier de la Rosa.

La portada y primera página de CAMBIO 16 del 18-11-79 inicia en la Prensa la consolidación del primer gran desfalco de los De la Rosa y su corte, o de quienes se añadirían al engaño, Serra, Maragall… la Prensa…abogados, jueces, policías…

IMPORTANTE: NUEVAS DISPOSICIONES EN LAS ADUANAS DE ESTADOS UNIDOS

Para quienes tengan pensado salir de vacaciones al Pais vecino tomen en cuenta esta informacion.

NUEVAS REGLAS ADUANALES USA
Para que lo tomen en cuenta...
por Mariana Cantú

A partir de ya, TODO dispositivo capaz de almacenar información digital o analógica como discos duros, memorias Flash (mal nombradas USB's) Celulares, iPods, beepers, cintas de audio, video, laptops, así como cualquier documento en papel como libros, panfletos, planos y demas, pueden ser decomisados por un 'tiempo razonable' para su revisión por los agentes de la aduana y en caso de encontrarse algo que ellos consideren 'ilegal' puedes ser arrestado y todo lo demás 'como si pasaras droga'.

Así que olvídense de llevar ese CD 'quemado' con las canciones de los 15 CD's que les gustan y que 'tienen el original en casa' porque para el momento de cruzar a USA y en lo que se logra comprobar si tienen los originales serán considerados criminales y tratados como tales.

Al igual el IPOD tienes que demostrar la legalidad de la musica bajada en el mismo, comprobando su procedencia y de ser bajada de internet sin pagar los permisos sera considerado ilegal y seras tratado como un traficante.

Van a revisar a todos; tanto a ciudadanos americanos así como mexicanos.

Aqui el link del Washington Post, donde se describe mas a detalle la nuevas reglas.
http://www.washingtonpost.com/ wp-srv/content/ article/2008/
08/01/laptops.
html?hpid= topnews

Aqui el link a la politica de busqueda de informacion en la frontera:
http://www.cbp.gov/linkhandler/gov/travel/admissability/search_authority
ctt/search_ authority. pdf.

De este ultimo les interesara el parrafo D. (1) (a) que dice:

Retention with Probable Cause.
When officers determine there is probable cause of unlawful activity based on a review of information in documents or electronic devices encountered at the border or on other facts and circumstances they may seize and retain the originals and/or copies of relevant documents or devices, as authorized by law.

Traduccion:

Retencion con Causa Probable:
Cuando los oficiales determine que existe una probable causa de actividad ilegal en la revision de informacion en documentos o dispositivos electronicos encontrados en la frontera o en otros hechos o circunstancias ellos (los oficiales) pueden tomar y retener los originales o copias de documentos o dispositivos relevantes, como lo autoriza la ley, ademas de enviarte a un juez que determinara tu situacion legal.

En Reynosa han detenido a varias personas, porque la noticia no ha sido bien difundida....

"LAS CELDAS DEL LOCOTORIO"

CELDA 1

A Espeuta le gusta mirar las estrellas. Se tira de espaldas encima de una gruesa manta polvosa que impide que se pinche con las aceradas puntas de los resortes que se asoman por los hoyos del viejo colchón. La pequeña ventana enmarca el negro telón del cielo, en el que Espeuta distingue algunas constelaciones: La osa mayor, la osa menor, las tres Marías, Orión, Antar, tralalá…
Suspira y entrecierra sus acuosos ojitos para enfocar los cintilantes luceros mientras imagina que vuela sobre el cielo y las nubes, que se remonta hasta la luna y se acerca a las estrellas y voltea hacia abajo y ve la tierra, lejana y azul, flotando como una hermosa canica de agua entre el brillo de plata luminosa que se desprende de la cola de los cometas, mientras ella, como una mota de polvo cósmico, revuela entre el negro silencio del espacio sobre un oscuro telón que luces, salpicado de relucientes brillantinas.
Espeuta sueña despierta, con la mirada perdida en el infinito; sueña que es una estrella, de esas que cintilan sobre el cosmos; sueña que forma constelaciones, que cual collares de diminutos diamantes, penden del oscuro cuello de la noche.
Espeuta se queda observando el cosmos en silencio y suspira de cuando en cuando. Su mirada no es lo único que escapa de su encierro, a través de aquella ventanilla recortada en la gruesa pared de concreto que la separa del mundo, escapa también su alma, que fluye de sus ojos y corre suave cual si fuese el viento, sobre el puente que entre su celda y el cielo tiende la mirada suya. Espeuta no se cansa de mirar, lo ha hecho por mucho, mucho tiempo. Sus ojos no se han cansado todavía; no se cierran casi nunca, por que casi nunca duerme. Espeuta no puede recordar cuando fue la última vez que durmió, que cerró sus ojitos y se desprendió del cosmos inconmensurable, para dejarse mecer en la suave cuna que forman los brazos de Morfeo.
Espeuta lo intenta, pero no recuerda, no logra recordar cuando fue la última vez que pudo cerrar los ojos y dormir.
Eso no le interesa, ella quiere volar, correr por el puente entre sus ojos y el cielo y escapar cada noche, brillar en el cosmos y ser una de esas cintilantes estrellas, para reunirse y formar constelaciones y besar a la Luna en sus plateadas mejillas; para huir lejos, muy lejos de los enfermeros, que cada tarde la sujetan hasta lastimarla y la obligan a tragar esas amargas píldoras para dormir, que se le pegan en la garganta, que se le deshacen dolorosamente en el estómago, como si le prendieran fuego por dentro, un fuego que ni el agua que le dan para pasarlas, logra apagar.
Quiere huir de si misma, de su cuerpo torpe, aletargado por las medicinas, que se ha vuelto una cárcel peor que su celda. Quiere huir de la soledad, que la hiere más que las púas de los resortes que atraviesan el relleno de su viejo colchón.
Por eso Espeuta no quiere dormir, por que no puede, porque no podría vivir sin huir cada noche, galopando sobre el suave lomo de su mirada hasta el cosmos, para danzar con sus estrellas.
Por eso vomita las píldoras cuando los enfermeros se van.
Para no tener que dormir, para no tener nunca, que cerrar los ojos y dormir…


La conmemoración de los días considerados santos por la práctica eclesiástica parece la ocasión adecuada para revalorizar aspectos relativos a las leyes morales y las leyes físicas. Podríamos abordar el tema de manera genérica argumentando que la diferencia fundamental entre unas y otras radica en el terreno donde cada una de éstas tiene lugar. Es decir, las leyes físicas no poseen influencia mensurable en nociones de tipo moral, del mismo modo que las leyes morales no afectan en modo alguno las diversas propiedades que rigen a la naturaleza.

Esta diferenciación pudiera sonar plausible en primera instancia, sin embargo abre una amplia brecha a la refutación de su primer enunciado (como se verá más adelante). Un argumento más certero para establecer la diferencia podría expresarse de la siguiente manera: Las leyes del mundo físico fueron y serán las mismas antes y después de la existencia del género humano; no así las leyes morales.

Si partimos de una aseveración tan simple, llana y a la vez sencilla de aceptar en términos lógicos como la recién mencionada, entonces la reflexión da pie al cuestionamiento de conmemoraciones masivas y efusivas —como las ocurridas en los días denominados santos— con fines del fortalecimiento colectivo de ciertos códigos morales y conductuales promovidos por la autoridad eclesiástica, y cuyas constantes se encuentran primordialmente determinadas por intuiciones, supersticiones y sistemas de creencia que parten del sacrificio como medida esperanzadora de resarcimiento ante el miedo y la culpa.

¿Qué es lo que representa, en última instancia, este tipo de creencias? ¿Se trata únicamente de una tradición que como tal es susceptible de sufrir alteraciones en el tiempo, o representa en sí misma un modelo de reglas morales concebido a perpetuidad? Cuando tomamos en cuenta que el código promueve como virtud la no exigencia de pruebas evidentes que le contradigan, la idea de perpetuidad adquiere mayor peso sobre la simple noción de tradiciones y costumbres. A partir de este punto podemos conducirnos al siguiente cuestionamiento: Si el código moral eclesiástico se autodetermina como perpetuo, ¿entonces por qué motivo necesita de reforzamientos cíclicos en la conciencia de sus practicantes, como ocurre con los días denominados santos?

Para llegar a una posible respuesta parece necesario retomar la premisa inicial de estas líneas: Las leyes del mundo físico fueron y serán las mismas antes y después de la existencia del género humano; no así las leyes morales. De esta sola aseveración podemos derivar una idea más para explicar la no perpetuidad del código moral eclesiástico: ¿Son las leyes morales también una consecuencia de las leyes físicas? Una respuesta saludable en este sentido ha necesariamente de partir de su contexto material, o de lo contrario estaríamos despreciando el origen neuroquímico de los diversos procesos que conforman el pensamiento humano. Es decir que entre las leyes físicas y las morales no existen dos contextos independientes, sino que, así como en términos cronológicos las leyes físicas anteceden a la moral, también ésta última puede resumirse como una consecuencia más de las diversas propiedades físicas, químicas o biológicas de la materia que compone nuestro sistema nervioso, sin dejar de considerar aspectos de orden psicológico que influyen tanto en las necesidades como en las motivaciones individuales para la adopción de códigos morales y conductuales.

En síntesis, la promoción de leyes morales autodenominadas universales, como de hecho reza la propaganda de los días santos, resulta inconsistente a partir de su contexto intuitivo y supersticioso; son nociones contraproducentes en el proceso de construcción de un pensamiento positivo basado en mediciones y evidencias sólidas, en vez de mecanismos inmóviles y de ciega recompensa ante lo desconocido. De este modo, en un modelo de construcción de pensamiento positivo, la evolución de las leyes morales habría de ser proporcional al progreso cognitivo de los procesos biológicos y químicos del pensamiento, además de congruente al proceso de reconocimiento del individuo consigo mismo y ante los demás.

Aceptamos las leyes físicas y naturales como verdaderas porque cumplen a cabalidad con un orden específico, mensurable y probatorio. Otorgar el grado de veracidad a una norma de pensamiento basada unilateralmente en criterios morales, como hace el código eclesiástico, puede conducirnos a una deducción simple y llana: Para aceptar una verdad es preciso comprenderla; para aceptar una mentira basta sólo creer en ella.

´"La maleta en el desván" de Carlos Ernesto García


Presentación del poemario “La maleta en el desván”
(Ediciones Rubeo, 2009), del escritor salvadoreño
Carlos Ernesto García.


Cada uno de los versos de “La maleta en el desván” rescata las imágenes dejadas en el transcurso de los últimos viajes de Carlos Ernesto García como si se tratase de una crónica poética. Las ciudades se convierten de esta manera en las principales protagonistas de la obra, donde también resurgen los recuerdos de un país devastado por la guerra, el desamor y por la larga diáspora de un pueblo.

Presenta el acto el escritor cubano Rodolfo Häsler.
Hora : 20:00 Dia : 30/4/2009 Lugar:Casa Amèrica Catalunya. c/ Còrsega, 299. Barcelona

Ensayo de Oscar Wong

Óscar Wong (Tonalá, Chiapas, 1948) es de ascendencia sinomexicana. Poeta, narrador y ensayista. Ha obtenido diversos premios nacionales en los tres géneros que practica, entre ellos el Premio Nacional de Poesía Ramón López Velarde 1988, el Premio Nacional Rosario Castellanos en Cuento 1989 y el Premio Nacional de Ensayo Literario Magdalena Mondragón 2006. Imparte cursos y talleres de manera independiente. Radica en el DF: Pertenece al PEN Club-México. Su más reciente libro: Jaime Sabines, entre lo tierno y lo trágico (Edit. Praxis, Méx., 2007)


(1914-1998)
OCTAVIO PAZ, PERFECCIÓN Y TRANSPARENCIA

Por Óscar Wong


Percibir al universo con toda su carga profunda de sonoridades y significados para descorrer el velo de la realidad, tan inasible para muchos: he ahí la condición esencial para escribir Poesía. Puesto que Nombrar llena vacíos, la Palabra genera y ordena al cosmos. Según los mitos hebreos, la creación del mundo es lingüística (cuando el poeta canta hay más ser en el cosmos, precisa Eduardo Nicol, por eso el Logos es sonoro). El poeta nace con esa predisposición para las palabras y los sentidos significativos (el vocat, llamado, que a su vez viene del verbo latino vocare, es muy fuerte) y se hace con la experiencia vital, con las lecturas. Si se parte de que la Poesía constituye una revelación espiritual, consecuentemente no todos están dotados para conseguirlo.

Robert Graves nos recuerda –¿o nos alerta?– sobre la función de la póieses y del poeta: cantar al tema único de la poesía y oficiar (Cf. La diosa blanca, 1986). Expresar –a través de ritmos, imágenes y diversos planos significativos– la relación de un hombre con su pareja; observar con profundidad al mundo que nos habla y se nos revela incluso en cada objeto; ver las cosas con su máximo sentido oracular, como quería Francis Ponge (Cf. El silencio de las cosas, 1999). Por algo la existencia esa sagrada. Octavio Paz (Mixcoac, D. F. 1914- abril 19 de 1998), como poeta, lo supo. Conocía su poder transformador y usaba estas resonancias sagradas. El poema, reflexionaba Paz en El arco y la lira (1956, 2ª. edic.)[1], es un conjunto de signos que buscan un significado, de ahí también que cada forma lírica exteriorice una idea. El fluir del discurso, la cristalización visionaria del poema, desemboca en el texto, en el poema-objeto, en el poema-exploración (Cf. Maya Schäver-Nussherger, Octavio Paz. Trayectorias y visiones, 1989). La experiencia vital, la manifestación emocionada de la existencial se traduce en revelación.
Todo fluye en el poema, por eso su sentido paradojal, el signo con doble significado suspendido en el hecho estético, como una perenne interrogación, como una referencia inmóvil, inasible, aunque permanente. Quietud y movimiento son lo mismo, canta el Poeta. Por supuesto que ello se da por el sentido orientalista –tamizado por los filtros de una tradición sólidamente occidental– que prevalece en su obra inicial desde 1951.

En Octavio Paz la poesía representa un ritual, unión sagrada, recurrencia amorosa, ceremonial santificado, perpetuo. Tiempo suspendido, rito o festín, el verso en Paz está cargado de significaciones. Iluminación. Palabra y silencio: poesía. Espacio-tiempo: realidad física, objetos que se nombran. Tal la expresión paciana, cargada de paradojas, debido a lo que Margarita Murillo González determina en tanto polaridad-unidad y que da coherencia a su obra poética. Cuatro signos relevantes confluyen aquí: Palabra, silencio, tiempo, Revelación. Los cimientos duales de la poética paciana son capitales para entender su expresión (Cf. Polaridad-unidad, caminos hacia Octavio Paz, 1987).

Paralelismo y paradoja. Revelación del ser a través de la Palabra. Poesía. Espejo de la realidad. “La poesía es la creación metafórica por excelencia, pues efectúa una triple metamórfosis. En primer lugar, ella es resultado de una metamórfosis de la realidad, creando una realidad verbal nueva inteligente y con sentido propio. Esta versión de los hombres y los mundos, que aparece en la historia de la poesía, es inconfundible con la metamórfosis de los demás sistemas. En fin, la poesía es un lenguaje distintivamente metafórico, y ésta es la clave de su arte”, acota Nicol (Cf. Formas sublimes de hablar. Poesía y filosofía, 1990). Lo real y lo verbal, en la poética paciana, marchan juntos en esa travesía metabólica, a través de las imágenes y metáforas, de la cadencia rítmica y de los necesarios silencios. La función de la poesía en Octavio Paz, significa un verdadero enlace entre la realidad interior de sus intuiciones y emociones, y el mundo exterior del que forma parte el autor6. El sentido lúdico de la poesía de Paz hace del canto un signo sagrado; para este autor, el paisaje no es el escenario simple, sino un ser vivo, con sus contrastes y cambios. En Paz siempre hay un equilibrio entre su expresión y el sentimiento. La presencia del hecho estético, del fenómeno poético, representa un rito, un ceremonial. Por ello, con frecuencia Paz reflexiona sobre este tema capital.
Hay referencias en sus poemas, siempre, como ocurre en Piedra de sol7 (1957) o en Pasado en claro8 (1975), por citar dos grandiosos poemas. Y es que Paz postula la idea de que el poeta es un creador solitario. Por ende, su herramienta –el lenguaje– representa un elemento vital, que refleja sus contenidos, su particular expresividad por la emoción poética: el mundo fluye, transcurre en un movimiento interminable, aunque se eterniza en la sonoridad del poema. La poesía incendia y fractura la dimensión del silencio. Es silencio. Metáforas y reiteraciones crean en Octavio Paz un sistema que revelan, y develan, otro texto, otro universo semántico, lúdico. La poesía de este autor mexicano, se caracteriza por sus imágenes intensas, brillantes. Precisiones y descripciones que van más allá de la simple enumeración referencial. Atmósferas internas, movimiento que dinamiza la potencialidad del espíritu, significa al verso de Paz. Todo es pleno y luminoso, como la mirada de la memoria que busca, husmea, hurga, visualizando el pretérito.

En Piedra de sol (1957), ese espléndido monumento lírico, esa exaltación sonora de la existencia, Paz pretende eslabonar el tiempo. Y aún más: nulificarlo. El poeta se erige como Adán en el primer día de la creación, enarbolando el privilegio de normar a las cosas. En 584 endecasílabos, Paz establece una comunicación plena con el universo. Como cantor se planta en el mundo sorprendido por el entorno y canta con reverencia. Se establece una comunicación plena con el cosmos. Deslumbrado ante la vida el poeta no tiene otra preocupación más que cantar. Todo se modifica, todo cobra nueva realidad, otra representación. Las analogías dan paso a la identidad. Es impresionante, e impactante, la manera en que Paz va generando esa corriente sonora, emotiva, con símiles y metáforas, con silencios que hablan armónicamente, con anáforas y figuras de repetición. Los períodos rítmicos determinados, el golpeteo silábico, los encabalgamientos, generan ese espléndido cántico terrenal que es este numinoso poema. La armonía lo rodea: la luz, la fuente o surtidor arqueado por el viento. Frente al mundo, el poeta invoca los valores más altos del espíritu, conjura a la burda materia y la enaltece con su mirada:


un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre...

El poeta, deslumbrado por la belleza del entorno, de pronto descubre que la felicidad no puede atraparse: es fugaz. La imagen es plena, rotunda, reveladora: horas de luz que pican ya los pájaros,/presagios que se escapan de la mano... La contraposición con la desdicha es valida. Ésta llega y petrifica todo. Lamentablemente ésta es parte de la realidad, el pago por la desobediencia ante los dioses (o ante Dios). El destierro del mítico Jardín del Edén involucra también al deterioro y la degradación física: estar supeditado al transcurrir del tiempo, a los cambios de substancia, como postulaba Aristóteles; sin embargo la figura de la mujer es capital. Previamente el fulgor que surge cuando se apartan las nubes, simulando alas, lo obliga a elevar su voz. Paz canta al amor, a la mujer.
La ternura hace que el poeta admire a plenitud a la amada, lejos de toda intención lujuriosa: mis miradas te cubren como hiedra, exclama; antes de desnudarla la cobija pasionalmente. La figura de la mujer adopta un papel relevante: Musa, Creadora, advocación maligna. De la colegiala a la mujer plena, evocada por el poeta, hasta llegar la mujer decrépita, la pavorosa bruja en que se convierte la pareja cuando ocurre la desavenencia. La triple representación de la diosa madre, de acuerdo con la tesis de Graves, se advierte en este cántico revelador9. Estrofa tras estrofa, línea tras línea pueden destacarse las imágenes, al igual que las reflexiones sobre el mundo y la historia, sobre la existencia y su transitoriedad; la manera en que ese amor evocado se trastoca y termina por ser nada. La núbil, la amada inicial llega a metamorfosearse en un montón de ceniza y una escoba,/ un cuchillo mellado y un plumero,/ un pellejo colgado de unos huesos...
La presencia del sentido femenino y los conceptos de amor y erotismo –este último considerado como mito cosmogónico, como energía primordial– es, indudablemente, un tema hondamente significativo en la obra lírica de Octavio Paz. En Piedra de sol la reflexión también tiene lugar. Pero no es filosofía. Tampoco el poeta se yergue como un predicado: es simplemente un hombre sensible que observa al mundo con profundidad. Y le duele. Por lo tanto advierte que no hay víctima ni verdugo, puesto que en el mundo todo sucede: amores, frustraciones, incestos, sodomía, castidad, etc. Las tragedias, los hechos sangrientos de la Historia no tienen sentido puesto que todo se transfigura y es sagrado. Pero, en verdad ¿nada tiene sentido? Paz se cuestiona: ¿no son nada los gritos de los hombres?/ ¿no pasa nada cuando pasa el tiempo? Por supuesto que la realidad responde con su crudeza: todo es un simple parpadeo del sol, los muertos no pueden morirse de otra muerte. Las leyes, las cárceles, las iglesias, la política, la economía, la democracia son: “máscaras podridas/ que dividen al hombre de los hombres/ al hombre de sí mismo”.
Por otra parte, el poema Pasado en claro (1975) es un recorrido por el interior del poeta, un atisbar por las diversas instancias álmicas a través, siempre, del lenguaje, considerado como “senda de piedras y de calores”. La búsqueda es no sólo en su nivel referencial y técnico (el discurso lírico como información, de ahí que la expresividad del contenido se bifurque “entre lo presentido y lo sentido”). Ante esta circunstancia, el escritor asume sus diversas intenciones analógicas; metáforas y reiteraciones crean un sistema de espejos que revelan otro texto, como ocurre en El mono gramático (1975). Paz va al encuentro de sí mismo; ahí, justamente, “donde le lenguaje se desdice”. En este adentrarse por la memoria, el poeta observa su infancia. La vuelta hacia atrás es, desde luego, inaprensible (“es todas partes y ninguna parte, /las cosas son las mismas y son otras”), una paradoja resuelta por el transcurrir del tiempo, aunque este concepto, esta dimensión, no se haya inventado todavía (según la expresión utilizada por el poeta). Aquí se da “la identidad entre sus semejantes,/ la diferencia en sus contradicciones”, pero ¿qué es el tiempo sino “luz filtrada”? Paz se adensa y se transfigura en este instante para contemplar el paso de la historia, del mito, de las lecturas y se instala en ese país de nubes: la adolescencia. Esta visión, nostálgica, es fugaz pero intensa; las descripciones del tendejón, por ejemplo, crean una atmósfera melancólica, como el sepia de un daguerrotipo. Se advierte, además, otra visión desgarrada: la casa familiar.
El poeta descubre sus interioridades, sus raíces (¿la Raíces del hombre?); la madre e un “pan que yo cortaba/ con su propio cuchillo cada día”. La tía y el abuelo son referencias contenidas, frases hechas (“al hecho, pecho”, “blanda te sea”). En cambio la figura paterna se vuelca en un ritmo trepidante, quebrantada por el dolor:

“Del vómito a la sed,
atado al potro del alcohol,
mi padre iba y venía entre las llamas.
Por los durmientes y los rieles
de una estación de moscas y de polvo
Una tarde juntaos sus pedazos.
Yo nunca pude hablar con él.
Lo encuentro ahora en sueños,
esa borrosa patria de los muertos.
Hablamos siempre de otras cosas.
Mientras la casa se desmoronaba
yo crecía. Fui (soy) yerba, maleza
entre escombros anónimos”.
(pp. 29-30)


A raíz de esta percepción desgarradora, la zona que recuerda el poeta es otra; inmerso en la soledad se vuelve un extraño “entre las vasta ruinas de la tarde”. Luego la reflexión sobre la existencia y la transitoriedad del ser humano (“el agua es fuego y en su tránsito/ nosotros somos sólo llamaradas”). Fantasmas, mensajeros, fragmentos de un discurso inacabado: eso son los hombres inmersos en la historia. El poeta ha dicho: “Túneles, galerías de la historia /¿sólo la muerte es puerta de salida? /El escape, quizás, es hacia adentro” (p. 38). Pero si existe la vida y la muerte, también sucede un tercer estado, que es la quietud misma, disuelta, “la plenitud vacía”, acaso una palabra “de dos filos, palabra entre dos huecos”. Esta revelación lleva al poeta a colegir que “Es Dios: /habita nombres que lo niegan”.

Sí, otra vez la falibilidad del lenguaje, un discurso que se esculpe y se disipa. El poeta se reencuentra con el murmullo interior: el silencio. La conclusión es contundente: “Soy la sombra que arrojan mis palabras”. En 18 estrofas, que son igual número de zonas o estancias vitales, el poeta recorre su interioridad, determinando con precisión su actitud con respecto a su historia personal y la Historia (más objetiva). Un recorrido a través de esa cadena lingüística que arroja sombras. Un pasado transparente que estimula al poema. Hay imágenes intensas, brillantes. Descripciones que van más allá de la simple enumeración referencial. Atmósferas internas, movimiento que dinamiza la potencialidad del espíritu. Todo es pleno y luminoso, como la mirada de la memoria que busca observando el pretérito. Eso es Pasado en claro: transparencia de las raíces emotivas.


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[1] Las citas utilizadas pertenecen a esta edición
6 Cfr. Rachel Phillips, Las estaciones poéticas de Octavio Paz, FCE, Méx., 1976
7 Cfr. Paz, Octavio, La estación violenta, FCE, Letras mexicanas, No. 42, Méx., 1958, pp. 56-83. Todas las citas son de esta edición.
8 Véase La estación violenta, FCE, Méx., 1958, uno de los mejores libros de Paz que revela nueve grandes poemas; “Himno entre ruinas”, “El cántaro roto” y “Piedra de sol”.
9 El aspecto mítico se advierte con claridad: Circe que transforma a los hombres en cerdos o el hada Melusina de las historias medievales que se transformaba en serpiente durante la noche, Cfr. Pere Gimferrer, Lecturas de Octavio Paz, Edit. Anagrama, Barcelona, 1980, p. Pp. 44-46