por Washington Daniel Gorosito Perez
La consagración de Jean Marie Gustave Le Clézio como Premio Nóbel de Literatura el año 2008, es la de un escritor francés enemigo de las fronteras, un nómada humanista, cuya obra expresa admiración y respeto por las diversas culturas al punto de compenetrarse con los indígenas del continente americano o denunciar las atrocidades del colonialismo en África.
En su discurso de aceptación del Nóbel, recordó sentirse realizado por haberse convertido en voz de los que no tienen voz; al igual que en muchos países el libro sigue siendo un lujo inaccesible para las masas.
En su discurso de aceptación del Nóbel, recordó sentirse realizado por haberse convertido en voz de los que no tienen voz; al igual que en muchos países el libro sigue siendo un lujo inaccesible para las masas.
Pero, ¿por qué llega el futuro Nóbel a México? En los años 60 del siglo pasado el escritor cumple con sus obligaciones militares en Tailandia, donde en calidad de cooperante es profesor de Ciencias Políticas.
Sus denuncias sobre la problemática de la prostitución infantil provocan un gran escándalo, y finalmente es enviado a México.
Le Clézio sobre nuestro país ha dicho: “Para mí, México fue mi shock fundador. Es el país de la verdadera revolución.
Cuando llegué por primera vez en 1967, tenía la impresión de ver la revolución en cada momento.
En México descubrí un campo de batalla perpetuo donde ya nada separaba a la vida de la muerte. En comparación, el mayo del 68 parisino me parecía, desde lejos, insignificante”, dijo a Le Nouvel Observateur.
En México se instala inicialmente en una aldea al pie del volcán más joven del mundo, nacido en 1946; el Paricutín en tierras michoacanas.
“Cuando llegué a México, el primer texto que leí fue Los Tarahumaras, de Antonin Artaud(…) Porque creo que para mí, ir a México no fue escapar(…).
No escapo de nada en particular, no soy un desertor”, dijo Le Clézio a la radio France Culture.
Sostiene que su locura es “escribir (…) Escribir quiere decir que no se vive como todo el mundo. Al mismo tiempo, y es quizás una parte de mi locura, es creer en la libertad.
Yo estoy convencido de que se es libre. Escribir es una forma de expresar esa libertad”.
Refiriéndose al libro Los Tarahumaras y su autor Le Clézio considera que “La experiencia de Artaud en México es la experiencia extrema del hombre moderno que descubre un pueblo primitivo e instintivo: el reconocimiento de la superioridad absoluta del rito y de la magia sobre el arte y la ciencia”.
Le Clézio como tantos escritores fue seducido por México. Ahora sería bueno reflexionar si como en 1967 se cuestionaba el hoy Premio Nóbel de Literatura, en nuestra tierra hay un campo de batalla perpetuo donde ya nada separa a la vida de la muerte.
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