“Toda aventura humana por singular que parezca,
implica a toda la humanidad”

Jean Paul Sartre

















Taxistas de Sarajevo: el anonimato del heroísmo.


Bajric Meho ha trabajado toda su vida como taxista, ama profundamente su oficio pero por sobre todas las cosas, su familia y su ciudad. Formó parte de las milicias integradas por taxistas durante el asedio de la ciudad al mando de Vahid Zajko –director hasta el día de hoy de Zuti-Taxi la primera compañía privada de taxis en la antigua Yugoslavia-.

El profundo amor por su cultura se percibe en su franca sonrisa, en su pasional entrega al diálogo con el otro, con el desconocido que busca en su íntima esencia, rastros de su propia humanidad.


En mi corazón, Sarajevo es frágil, brumosa danza en el abandono de la muerte, en cuya vena contemplo sufrimiento de cristales. Mengua en ella la espuma del río Miljacka en destellos de furia que resiste demonios alados, el escondrijo de sangre y miedo en sus trincheras, su espíritu indomable que es fugaz vela dormitando en el flujo de tormentas, mezquitas, iglesias ortodoxas, católicas y sinagogas desafiando la insensatez y el olvido de que todos forman parte indivisible de su existir.

Sarajevo, onda pura penetrando en la huella de imperios consumidos en míseras llamas dolorosas, tangencialmente humanas. En donde todo dolor, toda risa sigue el ritmo ignoto de sus días. Soplo de átomos. Intuyo la perpetua entrega, el origen del dolor en medio de la niebla ¿eres acaso fortuna en la memoria que consuela?

Escucho el relato de la vida de Bajric, hay un dejo de rabia contenida en las palabras de quienes se quedaron a luchar por su ciudad por los que lograron marcharse y no conocieron el sitio de la ciudad mártir. Un abismo de sentimientos los separan, la seguridad de los que se fueron no les da derecho en cierta forma, de reclamar esta patria forjada a hierro y sangre.



-La mayor tragedia de la guerra radica en las pérdidas social y humana, nosotros, ellos, los extraños desconocedores de nuestros valores ancestrales. Los exilios internos y externos siguen afectando las relaciones sociales en nuestra ciudad- me comenta Bajric con una sonrisa triste, franca. -Reconozco que durante el conflicto la mayoría de mis compañeros se portaron a la altura de las circunstancias, cuando había heridos los llevábamos al hospital sin cobrar nada, llevábamos también medicinas, comida, ropa, dulces tanto a los ciudadanos de los alrededores como a los combatientes en todos los frentes de batalla. Pagamos duramente el precio, muchos compañeros murieron realizando estos servicios a la comunidad.

Para Bajric sin embargo, -hay valores que unen como la música y la comida tradicionales que no importando quien seas, hace por momentos olvidar quién eres, quién es el otro- y me pregunta si me interesa comer con él en uno de los más tradicionales restaurantes de la zona alta de la ciudad, me promete que será una experiencia inolvidable y que me permitirá ver de primera mano lo que representa para los sarajevitas el convivir de nuevo con los hace poco tiempo atrás, eran enemigos.

En efecto, la vista de la ciudad desde este punto es maravillosa, se puede ver las chimeneas de la cervecería Sarajevsko Pivo, el stari grad –casco antiguo- y el conjunto de colinas que rodean completamente su periferia. Le pregunto por su familia, lo se, algo delicado de preguntar pero siempre he considerado que lo más importante en esta profesión es dar voz a quienes por lo general nadie toma en cuenta y se pierden en el anonimato informativo.

-Perdí a mi mujer durante la guerra –su voz se entrecorta por la emoción, le pregunto si quiere que hablemos de otra cosa, con un gesto me indica que desea continuar su historia, historia que pudiera ser de cualquier vecino o amigo -ahora solo me quedan mis dos hijas que están estudiando en la universidad, quiero que tengan un mejor futuro que el de su madre y mío, no me importa trabajar muchas horas -14 horas diarias- porque tengo la ventaja de este es mi taxi.
Al final de la tarde dejo muy a mi pesar a Bajric. Me confiesa que muchos taxistas sarajevitas cuando ven a un extranjero, sobre todo si tiene cara de yanqui o europeo trata de cobrarle un poco más, no está de acuerdo con esa actitud pues -desde su punto de vista- denigra su profesión y habla mal de los ciudadanos de la ciudad, entre risas le comento que en todo el mundo, sobre todo en los países más pobres los taxistas suelen cobrarle más a los turistas, aunque también hay que decirlo, no todos obran así y por mi parte como soy mexicano y mi país no ha invadido a nadie y en todos los países en los que he vivido y viajado a la gente le gusta la música ranchera o sabe que nos gusta la comida bien picante. Bajric sonríe y para mi asombro comienza a silbar

-México lindo y querido...- lo cual me conmovió mucho.


Sorpresas te da la vida dice la canción y esta es una de las más hermosas que he recibido en mi vida. Me despido de este anónimo ciudadano sarajevita con el corazón en la mano, me promete que la próxima vez que viaje a Sarajevo, si le llamo, será para él un honor poderme recibir en su casa, le digo que el honor será para mí y que cantaremos juntos “México lindo y querido” a la salud de su hermosa ciudad y al calor de una copa de rakia.

Anónimamente se pierde a la distancia entre las calles de su ciudad, pero nunca se perderá al igual que cada rincón de la misma en los confines de mi humana memoria que solo desaparecerá cuando yo muera.

En 1935 enrique santos Discepolo, escribía un tango llamado “Cambalache”.
Hoy, 74 años despues, la letra de este tango cobra una actualidad tal y como si hubiese sido escrita anteayer.


“Cambalache”
Enrique Santos Discépolo


Que el mundo fue y será una porquería,
ya lo se...
en el quinientos seis
y en el dos mil también.
Que siempre ha habido chorros,
maquiavelos y estafaos,
contentos y amargaos,
valores y dublés...
Pero que el siglo veinte
es un despliegue
de maldad insolente
ya no hay quien lo niegue.
Vivimos revolcaos en un merengue
y en un mismo lodo
todos manoseaos...

Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor..
ignorante, sabio, chorro,
generoso o estafador
¡Todo es igual! ¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
¡No hay aplazaos ni escalafón,
los inmorales nos han igualao!
Si uno vive en la impostura
y otro roba en su ambición,
da lo mismo que sea cura,
colchonero, rey de bastos,
caradura o polizón...

¡Que falta de respeto,
que atropello a la razón!
¡Cualquiera es un señor!
¡Cualquiera es un ladrón!
Mezclao con Stavisky va Don Bosco
y «La Mignón»,
Don Chicho y Napoleón,
Carnera y San Martín...
Igual que en la vidriera irrespetuosa
de los cambalaches
se ha mezclao la vida
y herida por un sable sin remache
ves llorar la Biblia
contra un calefón.

Siglo veinte, cambalache
problemático y febril
El que no llora, no mama,
y el que no afana es un gil.
¡Dale nomás! ¡Dale que va!
¡Que allá en el horno
nos vamo a encontrar!
¡No pienses más,
sentate a un lao!
Que a nadie importa
si naciste honrao.
Que es lo mismo el que labura
noche y día, como un buey
que el que vive de los otros,
que el que mata o el que cura
o está fuera de la ley.



La guerra de las semillas
por Leila Macor


Casi en el Polo Norte, enterrada en la nieve, los noruegos -que no son ningunos boludos- construyeron una bóveda e invitaron a la comunidad internacional a poner a salvo, allí, la flora de cada región. Es el mayor almacén de semillas del mundo y el más seguro. Fue ideado para salvar la biodiversidad del planeta en caso de que un desastre atómico, una catástrofe medioambiental, el impacto de un meteorito o las excesivas flatulencias de las vacas hagan desaparecer simientes de plantas muy apreciadas entre nosotros los humanos, como el trigo, el maíz, el café. En la foto, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard luce como un monolito estrecho e impenetrable, extemporáneo en medio de toda esa nieve, incoherente entre tanta desolación. Y sólo es la entrada. Tras la puerta, un corredor subterráneo conduce hacia un depósito que puede albergar 2.000 millones de semillas en la profundidad del permafrost ártico, donde, pase lo que pase en el planeta, según esta gente siempre hará suficiente frío para garantizar que comeremos espaguetis y arepas por los siglos de los siglos.

No son ningunos boludos, decía. Los nórdicos sí que saben planificar a largo plazo. Ahora nos burlamos un poco de ellos porque los vemos como unos tipos ingenuotes y con tendencias suicidas, pero mírenlos bien: están sonriendo. Porque en caso de un desastre atómico o medioambiental, ¿qué demonios hago yo con toda esta información? Nada. Si un meteorito arrasa la faz de la Tierra y quedamos en pie, no sé, cien personas: ¿cómo voy a Noruega, siembro toda esa porquería y le devuelvo la vida a mi planeta? La gente con quien comparto esta preocupación me asegura que no me tocará a mí salvar la biodiversidad mundial, lo cual me tranquiliza enormemente. Pero digamos que sí le toca a un sueco, que como está más cerca tiene más posibilidades de llegar al búnker. El tipo se arrastrará por bosques, montañas y desiertos tras la quimera del nuevo tiempo -el almacén de semillas-, convencido de que en algún lugar del Polo Norte la vida está protegida y lista para volver a empezar. Nuestro personaje combatirá a los osos polares, que sólo para complicar las cosas no habrán tenido el altruismo de extinguirse por fin, llegará al monolito de Svalbard y abrirá la puerta. ¿Luego? ¿Encontrará instrucciones en sueco dentro de las bolsitas donde están guardadas las semillas? ¿Podemos confiar en este señor? ¿Hará crecer trigo en un medio hostil, con las temperaturas extremas, las explosiones volcánicas, los azotes de huracanes y las lluvias ácidas que habrá dejado el meteorito de regalo?

Pero evaluemos una posibilidad menos catastrófica: el desastre mata, digamos, a la mitad de la población y quedan unas tres o cuatro mil millones de personas en el mundo. Entonces todos pensarán con codicia en la estrecha puerta de la bóveda y en un dos por tres se desatará la guerra mundial definitiva, la última: la guerra de las semillas. ¿Quién gana? Los noruegos, por supuesto. Los que saben dónde está el almacén, cómo se abre y cómo se usa. Esos tipos ingenuotes y suicidas albergan la Salvación de la Flora Planetaria, esconden el Futuro De La Humanidad en su vientre, son el Arca de Noé, el Alimento de las Próximas Generaciones, el Último Recurso. Por eso, cuando veo a un noruego, lo respeto. Él tiene la llave. Yo no. Y sonríe, el desgraciado largoplacista.

LA VERGUENZA DE LA ISLA "DIEGO GARCÍA"


El peor Guantánamo: Isla «Diego García», embrión de muerte.

por CRISTINA CASTELLO.


«¿Qué leyes dictarían ya los senadores?
Cuando lleguen las dictarán los bárbaros [...] Por qué empuñan bastones tan preciosos labrados maravillosamente en oro y plata? Porque hoy llegan los bárbaros»


Constantino P. Kavafis

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Es una prisión secreta que se levanta en tierras que fueron robadas a los habitantes originarios del lugar. De su pista de vuelo despegaron los bombarderos de los USA, para invadir Camboya, Afganistán e Irak, a fuego, crímenes e impiedad; para controlar el Oriente medio y... hay más, ya se verá.
«Diego García» es un embrión de la muerte. Es la cueva que eligieron los bárbaros —con la excusa de un supuesto «terrorismo» — para mejor torturar. Es un verdadero tesoro para Norteamérica y el Reino Unido. Es la base militar más importante que el Imperio tiene, para vigilar el mundo; y junto a sus pares — las bases de Guam y Ascensión— son claves para el invasor. Es un sitio ideal para acoger misiles de la ojiva nuclear, aunque estén prohibidos por los tratados internacionales. Pero, ¿acaso esto importa a los bárbaros?
Los bárbaros no viven en el océano Índico, donde está «Diego García», ese atolón que nació con destino de oasis y se convirtió en el infierno mismo. No. Los bárbaros dan las órdenes a bárbaros de la CIA norteamericana, apoyados por Gran Bretaña y por la Unión Europea, que tan bien sabe callar cuando es el Poder la causa del terror.
«Diego García», es el enclave justo, por si a los bárbaros se les ocurriera una acción sangrienta contra Irán. Es el lugar donde la tortura exhibe su mayor sofisticación. Es una suerte de patíbulo —la muerte en vida—, y el primer escalón, la antesala, para merecer el alivio de pasar a Guantánamo: ese cadalso con el que Barack Obama prometió terminar.
A «Diego García» nadie la nombra y no figura en las agendas presidenciales, a pesar de ser peor aún que Guantánamo. Está dicho: «peor».
Pero comparar dos horrores no arroja claridad: ¿Quién es peor, Drácula o Frankestein?
La tierra del planeta no ha sido suficiente para el Poder imperial. Los Estados Unidos del norte surcan los mares del mundo con entre diecisiete y veinte barcos- «prisiones flotantes». En ellas fueron detenidas e interrogadas bajo suplicio, miles de personas. Pero casi nadie informa sobre esto. No, de eso no se habla.


Habla, sí, y actúa por la justicia, la ONG londinense de derechos humanos «Reprieve», que representa a treinta detenidos no procesados de Guantánamo, a los presidiarios que esperan condenas y a los acusados de supuesto «terrorismo».
Fue en 1998, durante la presidencia de Bill Clinton y la vicepresidencia de Al Gore —Premio Nobel de la Paz— cuando empezaron las detenciones fuera de toda ley y sentido de la existencia humana. Y George Bush los fomentó en progresión geométrica.

Cuando todavía era presidente, admitió la existencia de al menos 26.000 personas en prisiones flotantes; pero según los sondeos de «Reprieve», la cifra de quienes pasaron por ellas, es de 80..000, a contar desde 2001. ¿A quién creer? La opción es clara. Castrar la isla

«Sin miramiento, sin pudor, sin lástima
Altas y sólidas murallas me han levantado en torno»
Constantino Kavafis


Los 44 kilómetros de «Diego García», huelen a ausencia. Bajo su cielo, la gran ausente es la sacralidad de la existencia humana.
La isla es un territorio británico de ultramar, situado en el archipiélago de Chagos, en el océano Índico. En 1966 se produjo un maridaje perfecto entre los bárbaros.. El lugar —tan bello, que parece una sonrisa de la naturaleza— fue ofrecido por Inglaterra a Norteamérica, que lo quería para instalar esta base militar. Fue un canje ignominioso: el alquiler por cincuenta años de tierras inglesas, a cambio de catorce millones de dólares y misiles del submarino nuclear «Polaris». ¡Que siga la música, Maestro!
Pero —eso sí, había una premisa a respetar— en aquel momento, más temprano que tarde, había que impedir «problemas de población». Había que desinfectar de seres humanos, el archipiélago.
Castrar la isla. Cortarle las raíces, clausurar la vida. Manos a la obra de inmediato, el Reino Unido le bloqueó toda entrada de alimentos. La vieja y maléfica bruja —el hambre—, hizo sonar un concierto de estómagos vacíos, al mismo tiempo que los habitantes empezaban a irse... o a ser echados. El destino de los desterrados fue, y es, las villas de miseria de la Isla Mauricio.
Allá, a más de 200 kilómetros de la tierra que los vio nacer, los desterrados sueñan tanto con comer, como con volver a su patria despatriada..
Salvajemente los 2.000 habitantes nacidos en la isla, fueron expulsados. Un caso, que sintetiza muchos similares, fue el de Marie Aimee, nacida y criada en «Diego García», quien en 1969 llevó a sus hijos a Port Louis (Mauricio), para un tratamiento médico. El gobierno británico nunca le permitió subir al barco para regresar y nunca más pudo volver.
Su marido, quedó dos años en la isla y después llegó a reunirse con su esposa, sólo con una bolsa y en un estado lamentable. Había sido arrojado de su tierra. Las historias de los otros miles de isleños abandonados, es escalofriante; desterrados y humillados, fueron reunidos en conventillos, donde vivían en cajas o chozas de hojalata. De muchos se habían librado, con mentiras de vacaciones gratis, en lugares de ensueño. Había que barrerlos de la isla: esterilizarla de la presencia de los paisanos.


La gran mayoría de los chagosianos fueron detenidos, expulsados de sus hogares, literalmente «empacados» y depositados en las bodegas de las embarcaciones, entre gritos y llantos; antes, habían visto exterminar a sus animales domésticos y a su ganado. Así, podían bombardear más fácilmente Vietnam, Laos y Camboya; amenazar a China cuando la Revolución Cultural, para seguir con el Golfo Pérsico, Afganistán, Irak, y... hay mucho más. Estos bárbaros no tienen corazón.
¡Y vaya que no! Muchos murieron de tristeza, se suicidaron, o se hicieron alcohólicos, mientras soñaban con la tierra prometida. Pero nadie abandonó la idea de volver a su isla de corales y palmeras; a la isla que —hasta que ellos la vieron— no estaba contaminada por armas ni maldad. En el «Times» de Londres del 9 de noviembre de 2007, una de las lugareñas sintetizó: «Era el paraíso, éramos como aves libres, y ahora estamos igual que en una prisión».
La Alta Corte británica primero, y la Corte de Apelaciones después, sentenciaron que la expulsión fue ilegal y dieron a la población el derecho a regresar; pero ningún gobierno quiso cumplir esas sentencias. Y la Oficina de Asuntos Internos e Internacionales del Reino Unido, en cambio, dijo que no habría población indígena. El único derecho a ciudadanía se concedía a las gaviotas.
Hoy, de los 2000 expulsados originariamente, conservan la vida menos de 700. ¿Juegan los bárbaros a la extinción final?
Los USA alquilaron la isla hasta 2016. Y hasta entonces, y después, ¿qué?

Drácula, Frankestein y los eufemismos

«¡Ay, cuando levantaban las murallas, cómo no me di cuenta!/Pero nunca oí ruido ni voces de albañiles. Desde el mundo exterior –y sin yo percibirlo- me encerraron»
Constantino Kavafis

¿Y qué, con la prisión de «Diego García»? «Diego García» es el mayor centro de torturas —les llaman eufemísticamente «interrogaciones»— para los presos considerados más «importantes» por el Imperio. Fue allí que el prisionero Ibn Al-Sheikh Al-Libi tuvo que mentir, pues no resistía el suplicio a que era sometido. Dijo, para evitar que siguieran lacerándolo, que Saddam Hussein era aliado de Al-Qaeda, y que tenía las famosas armas destrucción masiva, de las cuales tanto se ha hablado.
Por cierto que se demostró que esas armas no existían. Pero eran los argumentos que George W. necesitaba, para la guerra del petróleo: la que el lanzó, hambriento de dólares, con la excusa del «terrorismo»; como si hubiera sido un salvador del mundo, al que aniquilaba y por lo cual hoy se intenta juzgarlo. Desde todo el planeta, se levantan cada vez más voces que demandan, precisamente, llevarlo frente a la justicia como un reo que cometió crímenes contra la humanidad.
La mazmorra de «Diego García» se conoce como «Campamento de Justicia». Seguimos con los eufemismos. Y las seis mil bases militares mundiales de los USA, se mencionan como «huellas» en la jerga castrense estadounidense. Entre ellas, «Diego García» tiene un nombre que suena a burla: «Huella de la libertad». Las palabras perdieron su significado.
Mientras tanto, los traslados de prisioneros drogados, encapuchados, y fuertemente torturados, desde allí hasta Guantánamo, ha sido lo habitual. Personas cautivas trasladadas de un horror, a otro. De «Diego García» a Guantánamo.. De Drácula a Frankestein, estaba dicho.
Los 2.000 soldados yanquis destinados permanentemente en el lugar, son la población central de «Diego García ». La tortura necesita vigilancia, ¡caramba! Ironías de la vida, son 2.000 también los desterrados: las armas reemplazan a la vida.
Los bárbaros niegan todo, pero las evidencias y pruebas existen. Por ejemplo, las de ex prisioneros que, por algún milagro lograron la libertad, y cuentan cómo fueron trasladados a Guantánamo, así como el espanto de las torturas, imposibles siquiera de imaginar por cualquier mente humana. Por ejemplo, el testimonio fundamentado del historiador británico Andy Worthington, autor de «The Guantánamo files: the stories of the 774 detainees in America's illegal prison» (Los archivos Guantánamo: las historias de los 774 detenidos en la prisión ilegal de América).
Worthington relata que «una honrada persona con acceso a información privilegiada», Barry McCaffrey, general norteamericano en retiro y profesor prestigioso de estudios de Seguridad internacional, reconoció en dos oportunidades que en «Diego García» se retienen personas acusadas de terrorismo; de la misma manera, aceptó que lo mismo ocurre en Bagram, Guantánamo, por cierto, e Irak.
Por su parte, Clive Stafford Smith, director de la ONG «Reprieve», de cuya seriedad nadie duda, aseguró a «The Guardian» que es categóricamente cierta la existencia de los prisioneros en la isla.
También el senador suizo Dick Marty, confirmó en 2006 las «entregas extraordinarias» de detenidos, desde allí hacia Guantánamo. En un informe que entregó al «Consejo de Europa», certificó que los USA, bajo la responsabilidad legal internacional del Reino Unido, utilizaron este atolón del Índico como prisión secreta para «detenidos de alto valor». El relator especial sobre la Tortura de la ONU, Manfred Novak, lo ratificó.
Guantánamo parece ser prioridad en la agenda de Barack Obama. ¿Y «Diego García»? Es verdad que el flamante presidente de la Casa Blanca tiene demasiados desafíos, rompecabezas y crisis a resolver, así como una oposición conservadora que no le hace fácil gobernar. Pero, ¿tiene la voluntad política para terminar con esta abyección? ¿Podrá —y sobre todo querrá— ir contra la siembra de muerte de los bárbaros?
La libertad, la justicia y los desterrados de «Diego García» esperan su palabra y la de la Unión Europea. Esperan, «como cuerpos bellos de muertos que no han envejecido/ y los encerraron, con lágrimas, en una tumba espléndida—con rosas en la cabeza y en los pies jazmines»
(Constantino Kavafis).

COLORADA (columna internacional)

¿Que celebran las mujeres?
Por: Lilia Cisneros Luján
8 de marzo del 2009

De la gran riqueza social en la primera mitad del siglo XX, se han dicho, escrito, fotografiado y filmado una infinidad de eventos. Tomando únicamente el año 1910, podemos anotar la muerte de: Roberto Koch, el rey Eduardo VII de Inglaterra, Jean Henri Dunant -fundador de la Cruz Roja y premio Nobel de la paz en 1901- León Tolstoi y el poeta Juan de Dios Peza. En ese mismo periodo nacieron: la madre Teresa, Eduardo -uno de los hijos de Alberto Einstein- el niño prodigio de la música Samuel Barber, Jacques Cousteau, entre muchos otros y, cabe destacar acontecimientos como: la gran difusión –incluso en cine- de la obra de Julio Verne, el furor por la reproducción de la obra musical de Wagner, la anexión de Korea a Japón, la caída de la monarquía en Portugal, la séptima reelección y posterior derrocamiento de Porfirio Díaz, o el proceso de integración a la Federación norteamericana, de los territorios de Arizona y Nuevo México anexados a los Estados Unidos como resultado de los tratados de Guadalupe; misma que se consolida en 1912, en que dejan de estar administrados por el congreso norteamericano. En América Latina, se inauguran monumentos en remembranza de luchas independentistas, como fue el caso del “ángel” en México, o los de la Plaza de Rancagua en Chile y, empiezan a tener visibilidad diversos movimientos sociales, fundamentalmente de corte obrero popular, como los de Chile –con sus más de 400 organizaciones mutualistas- la revolución mexicana y la propuesta, en el marco del Congreso Internacional de Mujeres Socialistas en Dinamarca, de celebrar, el 8 de marzo, como día internacional de la mujer trabajadora.
Fue la feminista alemana Clara Zetkin, la autora de dicha proclama, basada en la remembranza del aniversario de la muerte de 146 obreras textiles como resultado de un incendio, provocado, en la fábrica en la cual exigían mejores condiciones de trabajo de la Triangle Shirt Waist Company de Nueva York, en 1857. A casi cien años de distancia, el día internacional de la Mujer, se conmemora en todo el planeta, con discursos para el logro de la justicia, la igualdad, la paz, el desarrollo y los necesarios derechos que le corresponden a más de la mitad de la población mundial, pero justo es cuestionar ¿Cuántos conocen el origen social y obrero de esta celebración? ¿En que parte del camino el día dejó su intención original, para trastocarse en un evento de corte burgués “expropiado” por los mismos capitalistas que acabaron con esa huelga utilizando bombas incendiarias? Asociado a los “logros” feministas, se menciona, casi como ritual, la posibilidad de votar y ser votadas, en México eso ocurre hasta los inicios de la segunda mitad del siglo XX. Aun cuando desde el XIX, mujeres de Australia y Nueva Zelanda, había luchado por este tema, el voto pleno ocurre muchas décadas después y todavía hoy, salvo casos excepcionales, la posibilidad de ser votadas se tiene que defender por mecanismos de cuotas y, en la práctica, casi siempre se postula a las mujeres en regiones donde necesariamente saben que van a perder.
Y es que en la dialéctica de los reclamos sociales, en fechas como la que hoy celebramos o la del primero de mayo por citar dos ejemplos emblemáticos, las plutocracias, fundamentalmente las capitalistas -a fuerza de manoseo y grilla- han logrado prostituir las intenciones originales de dichos movimientos. Al igual que ocurre con el día de la madre, del niño, de los abuelos, de la amistad, del padre y hasta del compadre, en el día internacional de la mujer poco se dice de la historia, y menos aun de los fundamentos ideológicos de tales propuestas, ni los méritos de las que abrieron brecha y lo que debieron pagar para que muchas de nosotras hayamos podido acceder a las universidades, las empresas y la política.


VENTANAS
Exposición del maestro León Vega Donn
Sistema Colectivo “Metro”.
Ciudad de México.
Estación Auditorio .
Marzo 2009



Los ojos son la ventana del alma.
Quien lo dijo sabía de lo que hablaba.
A través de los ojos uno puede conocer el color del alma de quien nos mira y no solo eso, pueden conocerse – una vez que uno aprende a escrutar en las miradas ajenas- las intenciones de nuestro interlocutor, la textura de su corazón y las emociones que de este fluyen. La ventaja de las ventanas es que son un camino de doble vía, uno puede ver a través de ellas y mirar lo que hay del otro lado y el resultado de la visión depende del lado en que uno se encuentre. A través de los ojos, uno puede asomarse al alma de los demás, a sus corazones, pero también puede transmitirles una visión, un sentimiento, un color, una textura, una idea o un mensaje. Eso es lo que el maestro León Vega hace con estos cuadros. Cada uno de ellos representa una ventana, no solo hacia una imagen de las miles y miles que componen el universo del basto bagaje de la imaginería del pintor y su muy particular visión del mundo, si no hacia un sitio habitado por un cosmos de colores, que representan los sentimientos que invaden el corazón del artista cuando pinta y expresa no solo ideas o sentimientos, si no también sonidos, representados en notas coloridas que a cada pincelada crean una sinfonía de formas y de texturas que el maestro dirige con el pincel a modo de batuta y que se plasman en el lienzo, en oleicos trazos que lo tienen a él mismo como el primer testigo de su creación.
Cada ventana se yergue sobre el caballete frente a nuestra mirada, frente a nuestros ojos que miran a través de ellas y penetran a su interior, se adentran por las profundidades del alma del pintor y se pasean por su corazón. Cada textura nos dice algo, cada color, cada trazo, son como una frase, que van poco a poco componiendo un discurso, arengando a nuestro ser interior a interpretar los mensajes, a identificar cada imagen, cada textura. Del rojo del fuego pasa al de la sangre y luego al amarillo del Sol; del azul helado de la muerte pasa al azul de la distancia, que es como el tono que envuelve a los montes en el horizonte y que no escapa de la nostalgia, sino que la evoca, como a la lluvia, fría como los tonos azulados que el maestro esparce sobre la tela. Los verdes son de campo, de paisajes y días de monte, tardes donde el Sol y los pájaros fueron testigos de las conversaciones y los momentos que compartiera con el amigo querido, pintando y dibujando juntos y el arco iris de tonos que juegan con la vista y ofrecen la textura casi frutal como apiñada, de una ventana hacia un lugar innegablemente tropical del corazón del autor. El caballo aparece como en toda la obra del maestro León, cabalgando esta vez por un sendero de texturas que se convierten en una sensación de fuerza, belleza y libertad y que se agitan como la crin de un suave corcel, haciendo sentir el viento que manso, la mece frente a nuestros ojos. Los tonos ocre, oscuros, con algunas luces, que delatan la tristeza, lo amargo, que como el sabor del café, llega a la garganta cuando uno los mira; la textura rasposa, incómoda, del sentimiento apagado, alejado de la luz y de la alegría; el espacio casi sin sonido, sin notas; el silencio agazapado tras la muerte del amigo querido…
Ese silencio que imposibilita casi la expresión, es vencido en este caso por el talento del maestro Vega, que lo rasga sin violencia, simplemente a pinceladas, simplemente abriendo para nosotros esas ventanas, hacia su interior.
Con honestidad y valor el maestro Vega nos abre ese camino de doble vía hacia su alma, hacia su universo propio y nos regala esa posibilidad de viajar hacia el interior de alguien que sin duda, descubriremos muy parecido a todos nosotros.

Poema de José Emilio Pacheco...


Live Bait

1

¿Cuántos minutos faltan todavía
para que descomience lo empezado?

Live bait: letras de neón en la noche.
Rumor de arroyo y cascada.
Olor a comida.
Sólo este idioma
distingue cruel entre un pez y un pescado.

Live bait:
grandes campos de fango y entre el lodo
se multiplican las lombrices.

Cavan (y no lo saben) para airear la tierra.
Viven (y no lo saben) para servir de carnada.
Aquí venden lombrices por docena.

Jack Köning da un trago a su licor (mortal)
y fuma su tabaco (mortífero).

Live bait: las letras que se encienden y apagan,
ocultan y descubren nuestra efímera cara.


2


“Pago lo que me como y la pocilga en que vivo
recogiendo lombrices”, dice Jack Koning.


“Mil por hora, hasta diez mil algunos días.
Pobres agusanadas color carne.


Mejor no hablar de lo que me
recuerdan cuando se agitan
en las bolsas que cubro
de aserrín para absorber lo viscoso
de mis amigas, mis servidoras, mis víctimas.


Soy como ellas: el patrón me deja
tan sólo diez centavos de la docena
que él vende a tres veinticinco.”

Live bait: carnada viviente.

Prosigue Jack: “Hay dos clases:
Bloodworms, que no valen mucho
por su abundancia, y Nightcrawlers.
la aristocracia en su género”.

(Bloodworms: gusanos de sangre.
Nightcrawlers: los que reptan de noche.)

3

El doctor Job y el doctor Freud
desde la tumba aplauden a
este maestro de vida.

Koning resume
sus enseñanzas y experiencias
al llamarnos así: gusanos de sangre
que se afanan y reptan por la noche.

Y eso que las lombrices no hacen la guerra,
no hablan de amor
ni destruyen el mundo para ser ricas y fuertes.

Los peces no torturan.
No cobran nunca
intereses sus bancos.

Como son mudos
nunca aprendieron a mentir y engañar.
Y las lombrices no traicionan
a nadie ni se creen nada.

No se sabe que opriman a otras lombrices.
Clavados en el anzuelo y también agitándonos,
todos nosotros esperamos, live bait,
que muerda el pez y moriremos unidos.

El enemigoaliado, verdugovíctima.

Qué solidaria es la derrota.

Qué mutualismo engendra la catástrofe.

Qué ocupación tan minuciosa
la del odiado en el odiante.

Alguien se beneficia con todo esto
y él a su vez será pescado por otro
–y tampoco lo sabe.

4

“Cavan el suelo en busca de frescura.
Sólo quieren vivir tranquilas.
Después de la lluvia salen a respirar y encuentran mi lámpara
y la cubeta que lleva a su prisión y exterminio
las lombrices incautas como las truchas.”

Incautas no nada más las lombrices y truchas.

Desde el punto de vista de otras galaxias
somos tal vez peces en el mar de aire, el
maraire; lombrices
que perforan la tierra, el planeta Tierra

5

Nadie se burle de los primitivos
pues no se dejan retratar para que no les roben el alma.

Los primitivos de esta era juzgamos dioses
a los gigantes invisibles
(destino, historia)
que se divierten pescándonos.

Yo (que soy tú si te engancharon mis líneas)
salgo de entre mi lodo o muerdo el anzuelo
que prometía placer o poder o consuelo o dicha
–o simplemente paz, olvido, nirvana–
y estoy aquí debatiéndome.

Cómo me han engañado.
Qué tonto fui al suponerme distinto
de mis hermanas las lombrices
o de mi hermano el pez (el odiante:
lo que respiro a él lo asfixia).

Live bait, live bait: todos hijos
de nuestra inmisericorde Madre la Vida
que se alimenta de Muerte.

O de la Madre Muerte que se alimenta de Vida.

Una de dos o las dos son la misma
Live bait nosotros también,
los encarnados para ser carnada,
lombrices pensantes a quienes programaron con
lenguaje y conciencia para reflexionar en su desdicha

Y a pesar de todo esto aún creo en ti,
enigma de lo que existe:
horrible, absurda, gloriosa vida
que no cambiamos (ni en el anzuelo) por nada.