HISTORIAS DE ALTA MAR
31.07.18
Hoy quiero compartir una historia que me conmovió, y que al leerla ayer por la noche, a la vera de un mezcal, a lado de Valeria Lucero, su autora, una talentosa y joven artista a quien admiro muchísimo, me hizo navegar en el mar de los recuerdos, un mar muy parecido a aquél famoso mar de los sargazos que provocó lucidos desplantes literarios a William Hope Hodgson, Lovecraft, Horacio Quiroga, A. Bertram Chandler, Arthur C. Clarke, Ernesto Sábato, Julio Cortázar, Jean Rhys, Adrian Conan Doyle, Julio Verne y Patrick O'Brian, por mencionar solo a algunos, y que es un mar donde hay cierta magia y misterio y puede uno quedar atascado fácilmente, a la deriva entre los manojos de recuerdos que se entrelazan entre la piel, el alma y el corazón.
Catalina
Por Valeria
Lucero**
No solo lo
hacia una vez al día, al contrario, me preguntaba una y otra vez, todo el
tiempo, si ella pensaba en mi…
Me parecía agradable
la idea, aunque improbable también.
¿Quien era
yo para permanecer en los pensamientos de ella?
Ni siquiera sabía la fecha de su cumpleaños, o
cual era su color favorito, sin embargo ella estaba constantemente en mis
sueños, de los que siempre despertaba empapado en sudor frío,
y en ellos si podía tocarla, podía besarla sin
parar, no existían límites, en mis sueños no había impedimentos, ella me
quería.
A pesar de
salir con otras mujeres, incluso de tener relaciones sexuales con la mayoría de
ellas, me sentía vacío, imaginaba que
era con ella con quien hacia el amor, que ella me deseaba, y luego al
despertar y me hallaba ahí, solo, frente a la realidad, de la cual no lograba escapar. Era algo más patético que triste, y yo ciertamente, lo sabía.
despertar y me hallaba ahí, solo, frente a la realidad, de la cual no lograba escapar. Era algo más patético que triste, y yo ciertamente, lo sabía.
Para evitar
el tormento de aquellos pensamientos, me entregaba a la lectura de Bolaño, que
siempre fue mi favorito, pues de alguna
manera me sentía identificado con algunos de sus personajes; otros días, me
concentraba en la música, en revistas, en
las noticias, en cualquier cercanía externa con la sociedad para poder calmar
mis ansias. Nunca me gustó el tabaco, ni
alguna droga en especial, y el alcohol estaba fuera de mi presupuesto. Mala
suerte para mí.
Cuando la
conocí, no era un buen día para ella, lo supe desde que nos presentaron, era la
exposición de pintura de Julián, un compañero de la preparatoria, y ella miraba
un cuadro al óleo, pintado en azul con tonos naranjas, blancos, amarillos, y verdes, que simulaban fuego sobre alguna superficie
extraña; estaba de espaldas y vestía una camisa blanca, el pelo suelto
adornado con un pasador plateado muy sencillo, unos vaqueros negros y mocasines.
-¡Catalina!-
dijo Pablo sorprendido de verla, y le
extendió las manos para que ella
acercara a nosotros y poder presentarla.
Cuando giró hacia nosotros, me congelé...
Caminó hacia
Julián y hacia mí, como una gata desconfiada y mostrando poco interés.
-Mucho gusto:
Catalina- dijo y me extendió la mano para saludarme.
-Mucho gusto-
respondí al mismo que tiempo que estrechábamos nuestras manos, y sentía entre
las mías su piel fría, y los anillos en sus dedos finos y largos.
-Casi no te
reconozco, ¿a qué hora has llegado?- dijo
Pablo, dándole un beso en la mejilla y un abrazo de buenos amigos.
-No tengo
mucho, estaba pidiendo un mezcal en la barra- contestó casi con desdén
Ella casi no
me miraba, pero hablaba fuerte, como dirigiéndose a los dos.
Alguien llamó a Pablo y él nos dejó ahí parados a Catalina y a mí, uno frente del otro.
-Ahora
vuelvo, conózcanse, gracias por venir,
siéntanse como en casa-
espetó alejándose
para convivir con los demás invitados, hasta que se perdió de vista.
Rápidamente tomé
aire para tranquilizarme y fingí que no sucedía nada, que tenía todo bajo control.
-¿Tienes
mucho de conocer a Pablo o a sus pinturas? –le pregunté después de darle un
buen trago a mi cerveza.
-Sí, ya un
rato, nunca te había visto- me dijo con curiosidad, apurando de un sorbo su
trago de mezcal.
-Lo siento,
hoy no fue mi día, pero tengo fe en este mezcal barato- dijo y me sonrió con
picardía.
Su sonrisa
era sincera, la miraba varias veces sin que lo notara, porque me sorprendía lo
mucho que me atraía, miraba su boca y su lengua cuando mojaba sus labios,
miraba su cuello y su cabello, lacio y largo, muy largo y oscuro, sin que la
luz lo penetrara, miraba su piel y quería tocarla, quería aspirar su suave
aroma y lamerla. Desde el primer momento que mis ojos la vieron, en el momento que
supe de su existencia, algo se encendió dentro de mí, como una chispa y comencé
a sentir una poderosa atracción hacia
ella, después de ese día, me fue muy difícil dejarla de pensar, todo en mi
mente y en mi ser era Catalina, Catalina Catalina; ¡puto nombre de mierda! ¡vaya
suerte!. Escuchaba su voz y me estremecía hasta calarme los propios huesos y la
piel se me erizaba. No me podía controlar.
Mientras
hablaba, note que su voz era raposa, como puro, sus ojos eran grandes y
expresivos, y olía a jazmín. Era una chica realmente bella, pero no creo que
estuviera conciente de eso, no estaba maquillada, ni mucho menos peinada, pero
destacaba entre casi todas las mujeres.
Catalina era
algo que jamás en mi vida había
experimentado.
Aún no la
conocía en verdad, y me ponía mal, comencé a sentir taquicardias y el sudor no
pararaba. Nunca fui un Don Juan, pero antes, en presencia de las mujeres siempre me mantenía sereno, antes,
hasta ese día; pero en ella había algo enloquecedor, supongo que su
indiferencia fue lo que más me exitó.
Después de
platicar y bromear un buen rato, se acomodó su bolso en los hombros y sin más
remedio, dijo:
-Sabes debo
irme, me he empezado a marear, y esto ya
no es buena idea. Dile a Pablo que lo veré después... Chao…
Me sonrió, y
sin dejar que yo siquiera respondiera,
se fue…
**Mi nombre es Valeria Lucero Vázquez, nací el 22 de febrero de 1995 en la Ciudad de México.
Mi primer acercamiento al mundo de la literatura y el arte, fue a la edad de 9 años, cuando mi madre me obsequió un libro de poesía que leí gozosa y desde ese momento, me sentí atraída por la lectura y desarrollé la inquietud y poco después, el gusto por la escritura.
Escribía constantemente pequeños diarios, y participé con gran ánimo en talleres de lectura y redacción.
Mientras me enamoraba lenta pero segura de la lectura y la escritura, descubrí el gusto por la pintura, el dibujo y la fotografía digital y me empeñe en desarrollarme de manera independiente asistiendo a cursos y talleres.
Estudie la preparatoria en el colegio de Bachilleres Plantel 4. Al terminar, decidí independizarme y comenzar de manera más profesional mi paso por el arte.
Cuando tenia 19 años, obtuve mi primera cámara réflex, lo que me facilitó mucho experimentar en el ámbito de la fotografía; tuve la oportunidad de trabajar haciendo fotos de conciertos con artistas internacionales y nacionales, como: Mad Professor (UK), Alika (Argentina), SAX N DUB (Uruguay), Néstor Incenella (Argentina), Jah Shaka (uk), El Gran Silencio (México), Lost Acapulco (México), y Indica Dubs (UK), entre otros, solo por mencionar algunos.
Escribí notas virtuales de eventos previos, para la revista Roots Land Radio en donde también publicaron mis fotografías.
Abrí un blog virtual para exponer mi trabajo y darle seguimiento, en este publiqué varios textos, como Carta a un Fantasma, Su vestido amarillo con verde, y Deseaba con todas mis fuerzas tener 30 años menos; todos de mi autoría, así como fotografías y reseñas de exposiciones de arte a las cuales asistía por gusto.
Me gusta elaborar collages, dibujos a la lápiz y pinturas, en técnicas como óleo, acuarela, lápiz de cera, pastel, y stickers, hechos a mano, así como la intervención de mis propias fotografías creando universos inexistentes.
Vivo a través del arte, todo lo que soy y pienso está siempre relacionado con esto.
Me gusta crear, me siento viva cada vez que lo hago.
Me gusta crear, me siento viva cada vez que lo hago.
Tengo 23 años, y soy artista autodidacta.
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