Dos poemas...


TE ARROJO


Hondura de piel,
Bagaje de cariño
Bajo la faz de tus manos
Tiembla pertinaz
La comisura del húmedo labio tangencial
Como estertor fenecido en la penumbra.
Bálsamo rojizo
Inunda el cutis de sangre
Que arde sin límites
Bajo el perpetuo acoso de mis exultantes dedos.
Frutal designio, onda pura,
Sacramental es tu lívido deseo,
Tristes labios,
Tangenciales en la oscuridad te nombran.
Pechos cual radas anuncian la tormenta,
El portento de brumas e islas de tu desnuda piel.
Tu piel como símbolos,
Infinitos pilares donde tropieza la aurora,
La íntima faz de tu espesura, tu mineral fragancia húmeda,
Exacta de tu sexo,
Lascivo, incierto,
Pontificio del deseo en que maduro
Lejos de tu cuerpo.
Balsámico, triste,
Te arrojo la culpa irredimible cual vicios redimidos,
Te arrojo al surco del amor inacabable
En que nunca caerás.


TU PALABRA ES


Arrítmico vitral, fatídico imperio,
Delirante consumes la heráldica voz frutal del orgasmo
En que la muerte nos redime
En su nomenclatura de ausencias.
Alforja nocturnal arroja el péndulo,
La fecunda hora final
Entre las alas de la libélula despedazada.
Sepulta lo impuro,
El incendiario delirio de que estoy constituido,
La parábola de luz que humedece mis entrañas.
Proscrito de tus besos
En tus virginales murmuraciones
Contraigo el léxico de mi deseo infortuno,
De los besos llagados en la sed y el fuego.
Tu palabra es pólvora,
Ciénega, impoluta travesía,
Donde el páramo se tiñe con el signo del salitre,
Tus signo.

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