Isabel Flota nos envía este maravilloso artículo, con una visión muy interesante de lo que representa el Internet para la Cutura y la Literatura en la actualidad.
No debemos perder de vista, que este medio masivo de comunicación "LIBRE", puede ser en el futuro, la única vía para librar una digna lucha contra la censura y los monopolios de los medios masivos de comunicación que preteneden imponernos sus criterios de modo universal.
La Internet como espacio público.
En “Estilos Radicales”, Susan Sontag toma las palabras de Valery y Rilke que a continuación presento: “El silencio, como zona de meditación, como preparación para la maduración espiritual, como dura prueba que culmina con la conquista del derecho de hablar”. Doy inicio a esta reflexión con tan lucidas palabras, porque en la meditación que permite el silencio se ha gestado la fuerza y la conquista del área virtual como un espacio público.
Hace algunos años escuché las chispeantes palabras de Pedro Ángel Palou García anunciando “¡La gente está leyendo, lee por Internet!”. Efectivamente, en el espacio virtual la palabra vive, se crea y recrea en los ojos del lector; derramando significados al que busca información de diversa índole, y en el ejercicio de su libre albedrío selecciona lo que desea consultar o pasa de largo lo que no sea de su interés.
La forma de buscar información en este medio de comunicación masiva permite el ejercicio crítico de la lectura, al discriminar y discernir la información a consultar del universo que arroja el buscador virtual.
La libertad es un ejercicio, que en el ensayo genera distintos costos, esta nueva forma de ejercer nuestra libertad nos exige niveles de conciencia, a los cuales avanzar y experimentar el precio del novo espacio, que en ciertos sectores poblacionales se ha y esta popularizado.
Entre cinco y veinte pesos se puede accesar a la Red de cualquier Ciber café; esto es la mitad del costo de un libro de pasta rustica, sin embargo se sitúa en el rango de precio del libro Vaquero o Tv y Novelas. Lo interesante está en que el universo informativo que ofrece la Red es mucho mayor, que el contenido de las publicaciones mencionadas con anterioridad. En la Internet tenemos paginas que van desde la pornografía infantil hasta enciclopedias didácticas. ¿Dónde están los límites del espacio virtual?
La red nace, igual que muchos de los avances científicos, como tecnología de guerra. Hoy la Internet es parte de un sistema social que devora información, para ser usada con diversos fines. Sin miedo me atrevo a decir que la red satisface la necesidad de una sociedad con valores tan diversos y contradictorios, que cada computadora es una caja de Pandora, que al ser abierta se encuentra un espejo de la patología humana.
Por lo tanto este medio de comunicación está reorganizando nuestro sistema social. Pero hacia dónde nos lleva el ejercitar la libertad de expresión en la Red, donde hoy por hoy, la oferta y demanda del discurso público no tiene límites.
Por otro lado la palabra como espacio público de comunión o de aislamiento, utiliza a la Internet como vía pública de comunicación, no puede, ni debe llegar a ser objeto de censura; por parte del estado o la iniciativa privada, pues al atentar contra su contenido se masacra la libre expresión y democracia del ágora moderna.
Así pues, la red como espacio social en su propio contexto histórico satisface y responde a la redistribución del poder, que acompaña al cambio en el roll, la significación y la naturaleza del conocimiento, como explican los Toffler en “La Política de la tercera ola”.
La Internet como espacio público.
En “Estilos Radicales”, Susan Sontag toma las palabras de Valery y Rilke que a continuación presento: “El silencio, como zona de meditación, como preparación para la maduración espiritual, como dura prueba que culmina con la conquista del derecho de hablar”. Doy inicio a esta reflexión con tan lucidas palabras, porque en la meditación que permite el silencio se ha gestado la fuerza y la conquista del área virtual como un espacio público.
Hace algunos años escuché las chispeantes palabras de Pedro Ángel Palou García anunciando “¡La gente está leyendo, lee por Internet!”. Efectivamente, en el espacio virtual la palabra vive, se crea y recrea en los ojos del lector; derramando significados al que busca información de diversa índole, y en el ejercicio de su libre albedrío selecciona lo que desea consultar o pasa de largo lo que no sea de su interés.
La forma de buscar información en este medio de comunicación masiva permite el ejercicio crítico de la lectura, al discriminar y discernir la información a consultar del universo que arroja el buscador virtual.
La libertad es un ejercicio, que en el ensayo genera distintos costos, esta nueva forma de ejercer nuestra libertad nos exige niveles de conciencia, a los cuales avanzar y experimentar el precio del novo espacio, que en ciertos sectores poblacionales se ha y esta popularizado.
Entre cinco y veinte pesos se puede accesar a la Red de cualquier Ciber café; esto es la mitad del costo de un libro de pasta rustica, sin embargo se sitúa en el rango de precio del libro Vaquero o Tv y Novelas. Lo interesante está en que el universo informativo que ofrece la Red es mucho mayor, que el contenido de las publicaciones mencionadas con anterioridad. En la Internet tenemos paginas que van desde la pornografía infantil hasta enciclopedias didácticas. ¿Dónde están los límites del espacio virtual?
La red nace, igual que muchos de los avances científicos, como tecnología de guerra. Hoy la Internet es parte de un sistema social que devora información, para ser usada con diversos fines. Sin miedo me atrevo a decir que la red satisface la necesidad de una sociedad con valores tan diversos y contradictorios, que cada computadora es una caja de Pandora, que al ser abierta se encuentra un espejo de la patología humana.
Por lo tanto este medio de comunicación está reorganizando nuestro sistema social. Pero hacia dónde nos lleva el ejercitar la libertad de expresión en la Red, donde hoy por hoy, la oferta y demanda del discurso público no tiene límites.
Por otro lado la palabra como espacio público de comunión o de aislamiento, utiliza a la Internet como vía pública de comunicación, no puede, ni debe llegar a ser objeto de censura; por parte del estado o la iniciativa privada, pues al atentar contra su contenido se masacra la libre expresión y democracia del ágora moderna.
Así pues, la red como espacio social en su propio contexto histórico satisface y responde a la redistribución del poder, que acompaña al cambio en el roll, la significación y la naturaleza del conocimiento, como explican los Toffler en “La Política de la tercera ola”.
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